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sábado, 17 de enero de 2009

197) COLEMAN Y SUS DELFINES
VUELVEN CON UN CARNAVAL OSCURO

por Romina Grosso
El grupo rockero Los 7 Delfines volvió al ruedo discográfico con ‘Carnaval de fantasmas‘, un álbum sólido, dueño de un sonido potente, compuesto por buenas canciones y conducido por un Richard Coleman inspirado que se anima que explorar en otras zonas de su voz.
El décimo disco de esta legendaria banda de culto, que fue presentado oficialmente el 6 de diciembre en La Trastienda, puede marcar una bisagra en una carrera construida en el circuito under porteño, que cargó con el estigma de estar siempre a punto de dar un salto a la popularidad.


En este trabajo, Coleman, uno de los artistas más importantes del rock argentino en los 80, desata su voz para hurgar en los graves profundos y buscar una nueva forma en el decir para volver a demostrar que es uno de los mejores cantantes del rock argentino, desafiando los límites naturales del género. Canciones redondas, densas, estribillos pegadizos y melodías bellas se pueden escuchar en una oncena de temas donde se destaca el corte rockero ‘No me miré‘, cuyo sonido remite a las épocas al frente de la emblemática Fricción.
Con un riff poderoso y las guitarras al frente comienza ‘Murciélago blanco‘, uno de los mejores temas del disco, en la que el cantante y guitarrista se entrega en frases como ‘soñamos el Universo después de Nada‘.
Las infaltables baladas ‘Carnaval en Fantasmas‘, que da nombre al disco, y ‘Horas‘, se intercalan en el repertorio como una suerte de bálsamo necesario, y subrayan el amplio registro del cantante quien, como guitarrista, otra vez juega y experimenta con los sonidos que nunca lo alejan de la búsqueda que lo define.
Braulio D’Aguirre en batería; Germán Lentino, en bajo, y Diego García en guitarra y coros, son los guardianes de un Coleman que esta vez también estuvo a cargo de la producción. ‘La felicidad nos está matando/para siempre‘, dice una fragmento del imponente ‘En tu cabeza‘, donde empujado por unos coros diabólicos que se cruzan como ecos, Richard Coleman retoma esa oscuridad que desde sus inicios marcó el pulso del espíritu de Los 7 Delfines. (Télam).