Un aire fresco envuelve la ciudad… somos parte del viento. En RadioUrbana, cada segundo de cada una de las 24 horas es concebido como un vehículo que lleva un mensaje. No son ondas puestas a vagar; son mensajes dispuestos a comunicar -recuerdos, informaciones, acordes y compases, sensaciones y noticias- un todo, una señal que se multiplica en códigos. A la vuelta de cada palabra, sonido y silencio, aquí habrá siempre un mensaje.

domingo, 14 de diciembre de 2008

191) EL CALAVERA NO CHILLA... ¡CANTA Y BAILA COMO EL MEJOR!

Los últimos avisos publicitarios que se escuchaba en las radios cordobesas, en las horas previas al show, hacían notar que casi 200 mil mexicanos "no pueden haberse equivocado".

Buena referencia para animar al público local a buscar las últimas entradas disponibles y mandarse esa noche, la del sábado 6 de diciembre, al estadio mundialista de la ciudad de Córdoba a presenciar la primera fecha argentina del Satánico Pop Tour, la gira que habían iniciado Los Fabulosos Cadillacs en tierras aztecas y peruanas en noviembre pasado.
De hecho, unas 20.000 personas le dieron marco al primer concierto en el país de LFC, tras su regreso a los escenarios (Planetario de Buenos Aires, 01/07/08) después de una pausa de seis años en la carrera de la banda. La excusa para esta vuelta es la presentación de "La luz del ritmo", su nuevo álbum, que por sus ventas mereció el galardón Disco de Oro en el mismo día de su lanzamiento, el jueves 30 de octubre, y más tarde el Disco de Platino por las más de 40.000 copias del cd vendidas. En el fondo, se trata de la continuidad de un proyecto musical que ya atraviesa a por lo menos dos generaciones de latinoamericanos, lo que quedó a la vista en las tribunas y en el césped cordobés con la presencia de cientos de adolescentes y jóvenes, pero también se vio no pocos cuarentones con sus hijos, disfrutando todos por igual. Y esto incluye al grupo de periodistas que invitados por Personal fuimos felices testigos del regreso de las calaveras y los diablitos, cuya historia podrás conocer a fondo estos días escuchando Rock.com, de lunes a viernes a las 22:00 por RadioUrbana. El Satánico Pop Tour -que consiste en 50 shows en América Latina, EE.UU. y España- pone en escena a Vicentico (Gabriel Fernández Capello), Sr. Flavio (Flavio Cianciarulo), Sergio Rotman, Daniel Lozano, Mario Siperman y Fernando Ricciardi, en un espectáculo de casi dos horas y media en el que los efectos poderosos de su música se potencian con las más de 100 luces móviles que penden sobre sus cabezas, dos pantallas de LEDs en formato 16:9 a los lados del escenario, ocho cámaras exclusivas para el circuito cerrado del show, dos enormes cubre stacks diseñados por Jorge Alderete (responsable también del arte de este nuevo disco de los LFC), todo bajo una puesta del show diseñada por Diego Sáenz y la puesta de luces diseñada por Sandro Pujía. Igual que en México y la escala limeña, en el transcurso del concierto fueron invitados a tocar con la banda el líder de Damas Gratis (¿existen todavía?), Pablo Lescano, en "Padre Nuestro", el tema que produjo para LFC; la puertorriqueña Midnerély Acevedo, voz del grupo “Mimí Maura” y pareja de Sergio Rotman, para una celebrada versión de "Vasos Vacíos" donde toma el lugar de la inolvidable Celia Cruz; y el hijo de 11 años de Sr. Flavio, Astor Cianciarulo, que tocó con ganas la batería en "Guns of Brixton". En gesto de aprobación, el nene se llevó de premio una cariñosa despeinada de parte de Vicentico -que para este tema tocó el bajo- y el saludo baboso de su padre, con guitarra al cuello, y los demás Cadillacs. Tampoco faltó a la cita Gerardo "Toto" Rotblat, el percusionista que integró la banda en alguna época y fallecido en marzo pasado. Según aseguró Vicentico, su compañero estaba allí con ellos en el escenario; el homenaje tributado a través de las pantallas y un enorme diamante ofrendado al cielo mientras se escuchaba sus tambores y se veía su figura en las pantallas, convencieron a todos de que efectivamente Toto era parte de la fiesta. ¿Canciones? Sonaron todas las que se esperaba: desde "Manuel Santillán, el león" (con la que abrieron el show) hasta "Matador" (la segunda parte de aquella historia del nombrado Santillán), pasando por "Mi novia se cayó en un pozo ciego", "El genio del dub", "El Satánico Dr. Cadillac", "Mal bicho", "Siguiendo a la luna" (con Selene bañando de luz blanca a todo el estadio), o las nuevas entre las que se destaca aquel "Padre Nuestro" con fortísima impronta de cumbia villera.
José Palazzo, el productor cordobés que organiza -entre otras cosas- el Cosquín Rock, ya nos había avisado cuando nos cruzamos con él apenas entramos al predio del estadio: "Prepárense... acabo de estar con los chicos y tienen mucha pila!! Ustedes van a ver un show de más de dos horas al palo!!", anunció. Y no se equivocó. Un par de horas después de haber cerrado el show, dos de los Cadillacs, Daniel Lozano y Fernando Ricciardi, dijeron al enviado de RadioUrbana que así como la banda había "dejado todo, absolutamente todo en este concierto", las expectativas del grupo habían sido ampliamente excedidas por el público y hasta coincidieron en señalar que "esta noche hubo una energía sensacional, algo tuvo de diferente, Córdoba fue excepcional", y no había nada de demagogia en sus palabras. Esa noche cordobesa tampoco se olvidará en aquellas 20.000 cabezas y sus respectivos corazones. Los Fabulosos Cadillacs volvieron, aunque pareció que nunca se fueron.

¡BIEN AHÍÍIII...!!!
Pero aquella noche cordobesa tendría un impensado bonus track para los periodistas. Gracias a los buenos oficios de Claudio Carreño, nuestro anfitrión cordobés, fuimos invitados a presenciar una actuación del ícono cuartetero por excelencia: Carlos "La Mona" Jiménez. O decimos "sin palabras" y cerramos aquí, o contamos como se pueda lo que se vivió esa noche. Bueno. Tenés razón, y cuando tenés razón, tenés razón: estamos aquí para contar. Prepará el mate que ahora mismo desenrrollamos el piolín de la memoria tratando de reconstruir esa increíble experiencia.
La previa: minutos antes de partir del hotel Holliday Inn rumbo al estadio Córdoba, Claudio develó el secreto que nos tenía reservado y preguntó quiénes se anotaban para asistir al ritual musical más popular de la Docta. Obviamente los seis periodistas del interior (Santiago del Estero, Mendoza, Tucumán, La Rioja, Salta y Jujuy) y dos de Buenos Aires (Clarín y La Nación) firmaron la lista de buena fe, a la que más tarde -tras el concierto de LFC- se le agregaron nada más y nada menos que dos Cadillacs (Ricciardi y Lozano), una ejecutiva de Sony BMG (Silvana Contreras, ¡una lady!, divina, siempre cuidando a sus artistas) y tres coordinadores de Personal.
Operativo Mona: la consigna imponía estar a las 2 de la madrugada en la puerta del Club del Centro, para ingresar todos juntos. Llegamos puntualmente a bordo de cuatro vehículos, bajamos frente al club y en fila india nos introdujeron al local. Al mismo tiempo, La Mona abría su show. Su manager, simpático y peliblanco, nos condujo, pasando justo por detrás del escenario, a un lugar que es como un altillo, raro espacio de aspecto humilde, desprovisto hasta de asientos y cualquier otra comodidad. No importa, vinimos a ver a La Mona en acción, suponiendo que habría en esto un episodio periodístico digno de ser vivido. Y la noticia generalmente no está en lugares paradisíacos o bacanales (la excepción son las carpas VIP de Personal, siempre).
Pare la mano, Mona: es increíble. Desde una breve ventana que sólo admite dos o tres cabezas por vez, miramos cómo La Mona canta y se desarma bailando frente a unas cinco mil personas. Afuera todavía quedaban otras tres mil, que no bardean por entrar rápido porque saben que 1) si el espectáculo comenzó es porque el artista ya llegó, no hay de qué preocuparse, y 2) habrá más de tres horas de cuarteto a full, ¡entonces qué apuro hay! Pero lo más increíble aún es que La Mona había estado internado hacía pocos días, teniendo en torno a mucha gente preocupada por su salud. Los médicos le dieron el alta, aunque esperaba los resultados de unos estudios, según nos dijo más tarde. Pero no para. Nada parece hacerle mejor que la energía de su público. Y puede parecer una locura, pero los ocho periodistas estamos en condiciones de dar fe acerca de la existencia de esa energía: en un momento del show llamó a "los periodistas de varias provincias que nos visitan esta nocheeeee!!!" y el manager nos lanzó uno a uno al escenario hasta saturar el lugar. Imaginate, estaban La Mona, sus diez músicos con los instrumentos y los invitados, todos enredados en cables, micrófonos, tambores y con el imparable cuartetero yendo de aquí para allá saludando a cada uno de nosotros y posando sin límites para nuestras cámaras y celulares, sin dejar de cantar o hablar con el público, que haciendo caso a su artista, aplaudía a los periodistas y a los Cadillacs invitados. Bizarro, no hay adjetivo más ajustado que ese. Todo muy bizarro. Bajo esas fantásticas condiciones comprendimos el poder de la energía que emana de las manos en alto del público. Hasta quizá con un poco de atención se podría haber visto de qué color es. Salgamos del escenario, la gente vino a ver a su ídolo.
Cara a cara: la primera hora de espectáculo daría lugar a una pausa en el show. Nos reencontramos con La Mona en el altillo y de nuevo fotos y chistes, momento de dar nombres - medios - provincias, apretón de manos y besos, poses, ocurrencias, risas, autógrafos, "me cambio y vuelvo". Por camarín este obrero de la música popular sólo necesita un cepillo, un spray para el pelo, un espejo de bazar, de esos redondos con marco de plástico -rojo en este caso-, y un rincón con una silla para cambiarse el primer vestuario todo empapado de transpiración. De vuelta al desprovisto saloncito en el que lo esperábamos, La Mona grabó un saludo para el programa de tv del santiagueño Silvio Pratto, posó para la foto grupal, mandó decir a tucumanos y riojanos a través de los colegas Daniel Fernández y Alejandra Pérez que pronto estará en esas provincias, habló de su reciente internación y finalmente armando un "scrum" con los periodistas nos invitó casi en secreto a la presentación de su disco ¡número 78! el día 18 en Forja, un local que seguramente se colmará esa noche con unas 20 mil personas. Y ahí va de nuevo La Mona al escenario, su lugar en este mundo. Y los periodistas, todavía pasmados, tratando de sacar conclusiones y dibujando títulos en el aire pero todos conmovidos por la singular e inesperada experiencia de haber conocido personalmente y en acción al personaje "La Mona" Jiménez y a su creador, Carlos Jiménez, el que se puso serio al hablar de su salud y anunciar que el verano 08/09 marcará su despedida de las giras, porque ya está decidido: no más viajes, La Mona sólo cantará para los cordobeses, hasta el final. Imperdonable: nos olvidamos preguntarle quién se ha tomado todo el vino. Bueno che, nadie es perfecto.

AGRADECIMIENTOS

Nuestra travesía por aquellas llanuras mediterráneas fue posible gracias al funcionamiento de un equipo de trabajo preciso y aceitado que integran, entre otros, Dante Roncaglia (Telecom, Salta), Leslie Colquhoun (Personal, Buenos Aires) y Claudio Carreño (Telecom, Córdoba), profesionales de primer nivel y excepcionales personas, para quienes va nuestro más profundo agradecimiento por las atenciones recibidas.
De igual manera, otro "gracias" así de grande es para Daniel Fernández del diario "La Gaceta" de Tucumán y para Silvio Pratto de "Diario Panorama" de Santiago del Estero, por compartir con nosotrros algunas de sus fotos.
También va un agradecimiento especial para Vesna Leuci, la más reciente incorporación al staff de RadioUrbana ya que fue designada corresponsal del 90.1 en Córdoba. En ese rol estuvo cubriendo la conferencia de prensa y el show de LFC en esa ciudad, ¡bienvenida!