130) CARNAVAL EN JUJUY

Que los jujeños alargamos el Carnaval, es cierto. Pero todo tiene su razón de ser.
Primero viene el Jueves de Compadres y ese mismo fin de semana ya es Carnaval de Ablande; a la semana siguiente se celebra el Jueves de Comadres, que deriva en el Carnaval Grande -de viernes a martes-, después vendrá el Carnaval de Flores ¡y ahora ya hablan de hacer el Carnaval de Remache el fin de semana posterior!, con lo que durante casi todo febrero anda desatado el Pujllay en Jujuy. Aunque hay que decir que este año el Carnaval comenzó el 2 de febrero, así es que ya enero veía pintando carnestolendo!!
La fiesta más conocida es la que se vive en toda la Quebrada de Humahuaca, que consiste en días y noches de música folklórica (aunque en los últimos años avanzó mucho la onda tropical y bailantera), comidas típicas, bebidas por hectolitros y toneladas de talco, serpentina, espuma en aerosol y papel picado.
En los bailes populares -por las calles y en lugares cerrados- andan los “diablos”, algunos de rojo a full y otros muy coloridos, con espejitos y lentejuelas en la ropa. Representan al espíritu del carnaval, que fue “desenterrado” el sábado del Carnaval Grande, y durante esos cuatro días andarán así disfrazados, llendo de aquí para allá muy divertidos, donde haya música y festejos. En cambio, el sábado -o domingo- siguiente, cuando se hace el “entierro” del Carnaval (representado por el Pujllay, un muñeco con la figura del “diablito”) andarán con aspecto triste y abatidos, exclamando con gemidos y gritos de dolor por la despedida. Tan real se ve esto que uno llega a preguntarse si es que el personaje ha llegado a posesionarse del carnavalero. Pero no: cuando cae la máscara, permance el hombre, el que semanas después asumirá otras vivencias tanto o más profundas como son las prácticas religiosas que impone la Semana Santa.
Esta, la del alegre Carnaval quebradeño con sus “diablos” que antes bailan, brincan, toman y después lloran y se lamentan, es una tradición que aún hoy, siglo 21, se mantiene en nuestra provincia y no parece decaer, lo mismo que en la zona de las Yungas, donde las comunidades de fuerte raíz guaraní festejan a su modo el Carnaval, también con reuniones en las que se practica singulares danzas rituales precolombinas y otras que recuerdan la época de la colonización.
Mujeres vestidas con ropas simples y coloridas, hombres de campo engalandos con sus mejores prendas y la presencia insoslayable del yaguareté, el gran felino representativo de la zona, conforman el cuadro de los festejos en ciudades y pueblos del llamado Ramal jujeño.
Claro que las temperaturas tropicales de esa región marcan también al carnaval: en los corsos se ve desafilar coloridas comparsas, con sus pasistas de escasa ropa menenado caderas y poniendo plumas al viento.
De una forma u otra, generalmente estos festejos -al norte o al sur de la provincia- son comuntarios, de manera que cualquiera que quiera integrarse puede hacerlo. Sólo hay que llevar muchas ganas de divertirse, total... ¡es carnaval!!!
Es interesante ver cómo el tradicional carnaval jujeño, con sus diferentes orígenes y matices, sigue atrayendo a investigadores -periodistas, antropólogos- de todas partes del mundo, que año tras año llegan con sus cámaras y micrófonos para registrar estos festejos, que no son otra cosa que una valiosa faceta de nuestra cultura, ¿o no?
Desde RadioUrbana acompañamos este tiempo recurriendo a los discos de Los Tekis, que de música de carnaval quebradeño saben muchísimo. A propósito: ¿tenés el último cd del grupo? ¡Compralo -en original, nada de trucho, mirá que son jujeños- y disfrutalo todo el año!