Un aire fresco envuelve la ciudad… somos parte del viento. En RadioUrbana, cada segundo de cada una de las 24 horas es concebido como un vehículo que lleva un mensaje. No son ondas puestas a vagar; son mensajes dispuestos a comunicar -recuerdos, informaciones, acordes y compases, sensaciones y noticias- un todo, una señal que se multiplica en códigos. A la vuelta de cada palabra, sonido y silencio, aquí habrá siempre un mensaje.

domingo, 15 de abril de 2007

74) MI VIDA EN 140 CARACTERES
Por Bernardo Sagastume *


¿Dónde estás? Esa es la pregunta estrella en el mundo de la telefonía móvil. Para comprobarlo, basta con recorrer un poco las calles de cualquier ciudad, esperar el colectivo, viajar en tren, aburrirse haciendo cola en el banco o prestar atención a lo que dice el del auto de al lado cuando es, igual que nosotros, uno más que se queda atrapado ante una manifestación callejera.
En esas circunstancias, todo el mundo echa mano del celular y llama para hacer esa pregunta, que en muchos casos exige una devolución de gentilezas, la recíproca que da paso al verdadero objeto del llamado: contar qué es lo que estamos haciendo. Por esa simple causa es que se explica el éxito del nuevo furor en las comunicaciones, Twitter.
¿Qué estás haciendo? A esa inocente pregunta invitan a contestar los responsables del sistema. A partir de las respuestas, un pequeño fenómeno social. Quienes participan en Twitter creen necesario dar a conocer qué es lo que están haciendo en cada momento. La frecuencia con que se actualizan las actividades depende de cada uno, hay quienes sólo lo hacen tres o cuatro veces por día y los hay que "avisan" cada vez que cambian de actividad.
Las necesidades técnicas son pocas y la restricción sólo una: limitarse a escribir no más de 140 caracteres en cada mensaje. Así como el haiku es la condensación en 17 sílabas de todo un estado de ánimo poético, los mensajes que recibe el sistema de Twitter buscan resumir los estados de ánimo —no todos ellos poéticos— de cualquiera que quiera dar cuenta de su cotidianidad.
"Yendo a mi clase de Tai Chi", "Almorzando un sándwich de queso y tomate", "Quedándome dormida sobre el teclado de la compu", "Contando los minutos para irme del trabajo", son algunos mensajes más o menos típicos que se distribuye a través del sistema. También los hay de otro tipo, de los que abren al público su yo más íntimo: "¿Habré hecho bien en comprarme ese par de zapatos?", por ejemplo. O el más sincero "Preguntándome por qué demonios me he suscripto a este sistema".
Para integrarse, hace falta una computadora conectada a internet o un teléfono celular. Cualquiera de los dos permite tanto recibir como mandar los mensajes, que en su conjunto operan como un microblog, leído sólo por quienes sus autores eligen como lectores o por todo el mundo que quiera hacerlo.
La decisión de compartir o no los mensajes determina la posibilidad de crear seguidores de estas biografías en directo. En consecuencia, el fenómeno que surge es el de aquellos que tienen miles —miles— de seguidores en todo el mundo que miran de cerca su vida igual que si se tratase de una telenovela.
En la lista de los cien usuarios con mayor cantidad de seguidores sólo hay uno de habla castellana, un tal Eduardo Arcos, de México, en el lugar número 58. Sus 517 suscriptores leyeron en las últimas horas mensajes como "Estoy zombie", "Demasiado sorprendido", "Jugando Wii con Leo y Brch" y "Me encantaría que mi vida fuera un poquititititito más sencilla". Entre las celebridades que se han sumado a Twitter el más encumbrado es el precandidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos John Edwards, que se sumó a la ola quizá pensando en que los votos que no se gana con propuestas concretas a lo mejor pueden conquistarse contando a qué hora se despertó esta mañana o cuánto hace que no se toma una copa con sus amigos.

(*) redaccion@agenciamp.com.ar - Agencia MP